sábado, 1 de septiembre de 2007

Sin que sirva de precedente: Valerián

Al crear este blog siempre tuve claro que me ceñiría a la literatura, que todas las entradas tendrían alguna relación con ésta, por muy tangencial que fuera. En algún caso, como en la que dediqué al genial M. C. Escher, eché mano de alguna estratagema en forma de libro para ser fiel a ese principio. Desgraciadamente, las personas, o al menos la que aquí escribe, siempre acabamos traicionándonos, siempre encontramos con el paso del tiempo un motivo, que en ese momento se nos antoja trascendental, para ciscarnos en lo prometido. Debería avergonzarme, pero créanme, la ocasión es aquí tan, eso mismo, "trascendental", que me importa un pimiento faltar a mi palabra. Entre ustedes y yo: si no lo hago, reviento.
El año pasado, por el mes de abril, Norma Cómics comenzó a publicar en tomos recopilatorios la serie completa de "Valerián, agente espacio-temporal". Con cadencia desigual, han ido apareciendo los volúmenes 1, 2 y 3, de cuyo contenido pueden informarse (someramente) en la web de la editorial. Hoy he comprobado en una tienda de cómics que ya ha aparecido el cuarto tomo, y que, sabiamente, no han incluido esta vez tres, sino cuatro partes, las cuales componen una misma historia. Si los tomos anteriores eran ya una maravilla, éste constituye, dicho sin un ápice de duda, una de las mejores obras de ciencia ficción que haya aparecido jamás en cualquier medio. Su contenido es el siguiente:


· Metro Châtelet, dirección Casiopea
· Estación Brooklyn, final de línea el cosmos*
· Los espectros de Inverloch
· Los rayos de Hypsis


Aunque he buscado y rebuscado un ensayo que me puse a escribir hace años y que no llegué a acabar para la hibernada (con Gigamesh nunca se puede decir extinta) revista Yellow Kid, no he logrado dar con él, así que les recomiendo que lean la entrada que Rafael Marín, uno de los mayores conocedores del cómic en este país, dedicó en su bitácora a la maravillosa serie creada por P. Christin y J. C. Mezieres. Se trata del prólogo al primer tomo, y es una excelente toma de contacto para quien aún no conozca el extraordinario (y mil veces copiado) universo de Valerián. Y de Laury, a quien, por cierto, siempre me ha parecido que el título de la serie ningunea sin razón, ya que es ella, en muchas ocasiones, la auténtica protagonista del cómic.
Aunque cada aficionado tendrá su álbum favorito (el mío, por ejemplo, es El embajador de las sombras, con ese Punto Central al que tanto recuerda el Babylon 5 de Straczynski), es innegable que las mejores páginas de toda la serie se encuentran en estas cuatro historias, publicadas ahora en un solo tomo. En su interior, el nuevo (o antiguo) lector se va a encontrar con monstruos galácticos, viajes temporales, paisajes exóticos, la Santísima Trinidad, amores distantes, grandes dosis de humor y con el fin de la civilización humana. Y también con los irrepetibles shinguz, por supuesto.
Si son aficionados al género, háganse con esta obra, en serio, se trata de una maravilla imprescindible.

* De los cuatro, éste es el único título cambiado por el traductor. La primera edición se publicó como Brooklyn Station, término Cosmos.

5 comentarios:

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  2. Sí, también recomiendo esta serie encarecidamente, me la recomendó un tal Santiago L. Moreno un día que íbamos de compras por librerías, compré el primer tomo y lo disfruté como un enano. Así que recomiendo a cualquier amante de la cf, aunque no sea lector de tebeos, que de una oportunidad a esta serie que no se va a arrepentir.

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  3. Ah, Moreno, yo también le conozco, y algunas veces hasta acierta. Si te gustó el primero, Fidel, éste es definitivo.

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  4. ¿Por qué aquí se bautizó como "Laury" a la chica, que en realidad se llama "Laureline"?

    ¿Por qué todo el mundo sabe quién es Moebius y Mézières, casi nadie?

    A mí siempre me gustó "Los héroes del equinoccio". De chaval me llegó mucho lo de la carrera mortal para fecundar a aquella especie de diosa.

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  5. A veces Laury, a veces Laureline, depende de la confianza. Y es duro escoger uno en concreto, porque todos son buenos, menos "El huérfano de las estrellas", que no me gustó nada, nada, pero al que voy a dar otra oportunidad aprovechando la coyuntura.

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