miércoles, 13 de diciembre de 2006

Edgar Rice Burroughs. Una princesa de Marte

Cuando escribí la entrada de El prestigio ya anuncié que se trataba de una reseña antigua. Dado que el blog es una especie de cajón de sastre en el que todo cabe, he pensado en recuperar algunos comentarios que escribió mi amigo Ben en el pasado y lavarles un poco la cara, lo justo para adaptarlos al nuevo formato. Ya que me ha resultado difícil reencontrarme con mi joven yo lector, quizás sea más fácil hacerlo con el Ben reseñador. Así pues, se abre aquí una nueva categoría que he decidido titular "Reseñas rescatadas". Dado que aún no he podido dotar a Literatura en los talones de etiquetas, y aunque la longitud les pondrá sobre aviso, iré indicando al principio de cada entrada si pertenecen a esta categoría o no.
Para comenzar, ¿qué mejor manera de hacerlo que con un clásico?



Una princesa de Marte
Antes del Marte de Robinson, Benford, Landis y demás escritores de ciencia ficción moderna, mucho antes de las versiones cinematográficas propiciadas por la reciente fiebre marciana, existió un Marte imaginario, menos real, y por tanto mucho más divertido. Hasta él hizo viajar Edgard Rice Burroughs, creador del famoso Tarzán de los monos, a su otro héroe más popular, el autosuficiente capitán John Carter.
Escrita en 1912, Una princesa de Marte es un claro exponente del pulp americano y de los arcaicos valores morales de la época, tales como el machismo o el promilitarismo. Sin otra intención que la de entretener, Burroughs narra las aventuras del mencionado capitán de Virginia en un planeta rojo moribundo de versión lowelliana, surcado por canales y lechos de antiguos mares ahora secos. Carter, dotado de una fuerza y agilidad superiores gracias a la baja gravedad marciana, vive mil y una aventuras entre increíbles y fascinantes criaturas hasta llegar a ganarse la lealtad de un megachucho llamado Woola, la amistad del tharkiano Tars Tarkas y el amor de la bellísima princesa Dejah Thoris, y quizás salvar al planeta entero en un final que recuerda bastante a la versión cinematográfica que el holandés Paul Verhoeven realizó de un cuento de Philip K. Dick.
Tanto el argumento, que arranca con un viaje mágico, como la fisonomía marciana son más propios de la fantasía que de la cf, género en el que el solo hecho de transcurrir en Marte ha integrado para los restos a esta novela. Una princesa de Marte es una obra de disfrute para jóvenes y nostálgicos, para aficionados al género que no hayan logrado o querido erradicar de sus mentes lectoras el síndrome de Peter Pan. A veces, encerrar bajo llave al crítico que todos llevamos dentro conduce al disfrute.

2 comentarios:

  1. ¿Y qué me dices de el Marte de 'El astro espantoso' de Gustave le Rouge. Hay que rescatar estas novelas. Buenísima entrada.

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  2. Muchas gracias. Lo cierto es que lo tenía aparcado a la espera, pero el oscuro affair de Pulp Ediciones me alejó hacia otras lecturas.

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