miércoles, 24 de diciembre de 2025

Tau Cero, en C

Comencé la lectura del libro de Poul Anderson cerca de los Picos de Europa, en mitad de la naturaleza, y la acabé en un universo distinto. La literatura siempre te sorprende. Cuando pensabas que jamás volverías a encontrarte con aquellas sensaciones de juventud, viene una modesta novela desde el pasado remoto a sacarte de tu error. Cincuenta y cinco años tiene esta magnífica muestra de ciencia ficción dura a la que la realidad y los avances científicos no han logrado arrebatar ni un ápice de su atractivo. El sentido de la maravilla contenido en esta obra es apabullante, de esos que resucitan la mirada inocente en un lector que dejó de sorprenderse hace muchos años.          
  





Se me ocurre, hablando del famoso sensawunda de la ciencia ficción, que resulta llamativo a estas alturas de la película, cuando se cambian sin vergüenza clasificaciones y se inventan etiquetas nuevas, que aún no hayamos querido corregir el término por su más correcto significado: sensación de maravilla. He pecado mucho de ese error, y voy a intentar subsanarlo a partir de ahora. Ya es tarde para hacerlo en el texto que he escrito de esta novela, la cual invita a platicar, además, sobre las confusiones entre subgéneros vecinos. Y es que, al igual que tendemos a incluir el apocalíptico en el postapocalíptico, aunque hablen de momentos y hechos distintos, también se suele incurrir en el error de tratar como nave generacional el relato de viajes sin relevo de sus tripulantes. En esta obra se ve bien la diferencia, marcada por un efecto relativista que, cuando se da, siempre hace innecesario el reemplazo de padres a hijos.
En fin, que recomiendo efusivamente la lectura de Tau Cero, de Poul Anderson, cuya reseña pueden encontrar, publicada hace bien poco, en este enlace a C, la web de crítica literaria
Feliz Navidad.




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