Hace unos días tuve la suerte de leer en el diario El País el siguiente artículo: Una librería en Madrid donde puedes no pagar. Entre tanta mala noticia, era imposible no reparar en un título tan sugerente. Como tenía un par de horas libres después de comer, y porque me encontraba cerca, decidí ir a comprobar si todo lo que se aseguraba en él era cierto o si se trataba del enésimo engaño publicitario. Una vez realizada la visita tengo que confesar que incluso me sorprendió, fue una de esas raras ocasiones en las que la realidad supera las propias expectativas. Pasé allí un par de horas sumamente agradables.
El establecimiento se encuentra en el número 7 de la calle Covarrubias, en el castizo barrio de Chamberí. Hay que pulsar el botón del portero automático en el que se anuncia Grupo 2013 para que abran la puerta, pues la librería se encuentra en un piso situado en el bajo, la antigua portería quizás. Nada más entrar, una voluntaria reparte folletos e informa de quiénes son y cuál es su labor. Es una ONG con apenas tres años de vida, cuyo trabajo se refleja en más de 10 países a lo largo de todo el mundo. En esencia, su objetivo es costear la educación de un número cada vez mayor de niños pertenecientes a países en vías de desarrollo. Crean bibliotecas y proporcionan clases particulares impartidas por profesores y estudiantes voluntarios.
Libros Libres es uno de sus muchos proyectos, una librería tan singular que a este humilde bloguero le ha enamorado desde el primer encuentro. El piso cuenta con un salón central convertido en biblioteca, con la peculiaridad de que los libros están a disposición de quien los quiera adoptar, sin coste ninguno y sin límite temporal. Es decir, que uno se lleva el libro a casa como si lo hubiera comprado. A través de una puerta situada a la derecha se accede a otra habitación dedicada a las películas. Algunas se pueden alquilar y otras comprar, por un euro o por cincuenta céntimos, una cuantía que ha de decidir el cliente. A la izquierda del salón se encuentra el despacho.
No hay otro límite que el marcado por la propia conciencia y la capacidad de carga. Uno se puede llevar los libros que le apetezca, aunque, se confía en la honestidad del visitante, sin caer en el abuso. Como puede apreciarse en la fotografía superior, hay libros de todo tipo y género. Algunos son nuevos; otros usados, procedentes de las colecciones personales de los donantes. Para que el proyecto siga en pie, se han marcado el objetivo de lograr 365 suscripciones anuales, con las cuales conseguirían el soporte económico necesario para continuar. La cuantía es de 12 euros, abonables en un solo pago anual o en las correspondientes mensualidades, aunque también se puede colaborar de diferentes maneras, sugeridas en la página web.
Voviendo a mi experiencia personal, sólo puedo decir que la visita fue casi mágica. Me recordó un sueño que tuve un par de veces en la adolescencia, el de llegar a una tienda repleta de libros (o tebeos) que no estaban marcados con un precio, una librería insólita en la que uno podía llevarse sin pagar lo que quisiera. De hecho, un par de clientes jóvenes con los que pude cruzar algunas palabras, lote de libros en los brazos, me reconocieron que se encontraban en la misma situación. Y sus ojos bien abiertos aseguraban que era cierto. Yo me fui con nueve libros, y dejé otros seis por aquello de la automoderación. A la salida, la voluntaria estampó un sello en cada uno de ellos con la leyenda "Este libro es libre. No se compra, no se vende", necesaria para asegurar que nadie hará negocio con ellos. Pagué mi cuota anual y prometí llevarles una caja repleta de libros, la cual tengo lista en casa desde esa misma tarde.
Animo a todos los lectores madrileños que frecuentan este blog a pasarse por allí y colaborar con lo que puedan. En estos tiempos de miseria moral, en los que el sistema capitalista muestra lo peor de su podrido esqueleto, el retorno a actividades como el trueque y a viejos valores como la solidaridad y el acto desinteresado, ya casi olvidados, debería ser casi obligado. No viene mal un poco de esperanza.
Libros Libres es uno de sus muchos proyectos, una librería tan singular que a este humilde bloguero le ha enamorado desde el primer encuentro. El piso cuenta con un salón central convertido en biblioteca, con la peculiaridad de que los libros están a disposición de quien los quiera adoptar, sin coste ninguno y sin límite temporal. Es decir, que uno se lleva el libro a casa como si lo hubiera comprado. A través de una puerta situada a la derecha se accede a otra habitación dedicada a las películas. Algunas se pueden alquilar y otras comprar, por un euro o por cincuenta céntimos, una cuantía que ha de decidir el cliente. A la izquierda del salón se encuentra el despacho.
No hay otro límite que el marcado por la propia conciencia y la capacidad de carga. Uno se puede llevar los libros que le apetezca, aunque, se confía en la honestidad del visitante, sin caer en el abuso. Como puede apreciarse en la fotografía superior, hay libros de todo tipo y género. Algunos son nuevos; otros usados, procedentes de las colecciones personales de los donantes. Para que el proyecto siga en pie, se han marcado el objetivo de lograr 365 suscripciones anuales, con las cuales conseguirían el soporte económico necesario para continuar. La cuantía es de 12 euros, abonables en un solo pago anual o en las correspondientes mensualidades, aunque también se puede colaborar de diferentes maneras, sugeridas en la página web.
Voviendo a mi experiencia personal, sólo puedo decir que la visita fue casi mágica. Me recordó un sueño que tuve un par de veces en la adolescencia, el de llegar a una tienda repleta de libros (o tebeos) que no estaban marcados con un precio, una librería insólita en la que uno podía llevarse sin pagar lo que quisiera. De hecho, un par de clientes jóvenes con los que pude cruzar algunas palabras, lote de libros en los brazos, me reconocieron que se encontraban en la misma situación. Y sus ojos bien abiertos aseguraban que era cierto. Yo me fui con nueve libros, y dejé otros seis por aquello de la automoderación. A la salida, la voluntaria estampó un sello en cada uno de ellos con la leyenda "Este libro es libre. No se compra, no se vende", necesaria para asegurar que nadie hará negocio con ellos. Pagué mi cuota anual y prometí llevarles una caja repleta de libros, la cual tengo lista en casa desde esa misma tarde.
Animo a todos los lectores madrileños que frecuentan este blog a pasarse por allí y colaborar con lo que puedan. En estos tiempos de miseria moral, en los que el sistema capitalista muestra lo peor de su podrido esqueleto, el retorno a actividades como el trueque y a viejos valores como la solidaridad y el acto desinteresado, ya casi olvidados, debería ser casi obligado. No viene mal un poco de esperanza.
Enlace de la página web del proyecto: Libros Libres.
Me convenciste :). La próxima vez que bajé a Madrid iré allí.
ResponderEliminarLo disfrutarás. Tienen cafetera y un par de sillones, por si te apetece descansar un rato. Si puedes llevarles algo, aún mejor.
ResponderEliminarUna estupenda iniciativa, yo sólo había visto algo parecido en Londres, tal y como dices parece un lugar salido del sueño de cualquier amante de la lectura, (y de cualquier cinéfilo, si también se pueden adquirir “películas libres”) una pena que Madrid me pille tan lejos.
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