Cada noche, pasadas las doce, Eve coge mi mano, sube a la litera y se acurruca junto a mí. Solícita, se pliega a mis deseos y acerca su boca a mi oreja. Sabe lo que me gusta, mi vicio secreto. Sabe lo que quiero.
Susurro a susurro, me habla de sus lecturas...
Susurro a susurro, me habla de sus lecturas...
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