"Me aparté de la ventana, aunque no sin antes percatarme de que el viento
en el exterior era más intenso que nunca y no solo los árboles seguían
agitándose, sino que había montones de pequeños cilindros y pirámides –cada
uno de ellos parecía dibujado a lápiz– volando a toda velocidad por el cielo.
Pero el Sol se había abierto paso entre las oscuras nubes y de pronto –como si
todos los presentes en la habitación hubiésemos recibido un mensaje– nos
volvimos a mirar a Josie.
El Sol la iluminaba, a ella y toda la cama, con una potente medialuna
anaranjada, y la Madre, que era la que estaba más cerca de la cama, tuvo que
alzar las manos para protegerse los ojos. Rick parecía sospechar qué estaba
ocurriendo, pero yo estaba sobre todo interesada en comprobar si la Madre y
Melania Sirvienta entendían qué pasaba. Durante unos instantes todos
permanecimos inmóviles, mientras el Sol lanzaba una luz todavía más intensa
sobre Josie. Observamos y esperamos, e incluso cuando llegó un punto en
que parecía que la medialuna anaranjada podía empezar a arder, nadie hizo
nada. Josie se movió bajo las sábanas y, con los ojos entrecerrados, alzó una
mano.
–Eh, ¿qué es esta luz? –dijo."
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