Deepsix, de Jack McDevitt
Segundo volumen de la serie de la Academia escrita por Jack McDevitt e iniciada con Las máquinas de Dios. La acción de esta floja novela avanza por medio de dos líneas argumentales complementarias pero desiguales. Las peripecias de una expedición varada en Deepsix, planeta próximo a la destrucción, pierden interés debido a la anodina e innecesariamente exhaustiva descripción de las maniobras de rescate desde la órbita. Narrada con una sorprendente falta de pasión, ni siquiera la búsqueda final del sentido de la maravilla aporta interés a la obra.
Segundo volumen de la serie de la Academia escrita por Jack McDevitt e iniciada con Las máquinas de Dios. La acción de esta floja novela avanza por medio de dos líneas argumentales complementarias pero desiguales. Las peripecias de una expedición varada en Deepsix, planeta próximo a la destrucción, pierden interés debido a la anodina e innecesariamente exhaustiva descripción de las maniobras de rescate desde la órbita. Narrada con una sorprendente falta de pasión, ni siquiera la búsqueda final del sentido de la maravilla aporta interés a la obra.
De las nubes Omega y los artefactos alienígenas, elementos que convertían el inicio de la serie en una estupenda novela, apenas hay noticias. Lo más destacable, sin duda, se encuentra en las sentencias de Gregory MacAllister, un misántropo personaje al que el mismísimo Swift rendiría pleitesía, tan interesante como para disputar a la piloto Priscilla Hutchins el protagonismo en las siguientes novelas. La edición de La Factoría de Ideas, a pesar de la firma de un corrector de estilo, por donde suele: profusa en erratas, leísmos y errores de traducción.
Noches de Nueva York, de Eric Brown
Mientras que obras señeras del cyberpunk tales como Dr. Adder, de K. W. Jeter, o la trilogía Eclipse, de John Shirley, continúan siendo unas absolutas desconocidas para el lector español, algunas editoriales insisten en importar sucedáneos del último gran subgénero de la ciencia ficción mucho menos interesantes. Es el caso de Noches de Nueva York, novela escritoa por el británico Eric Brown que, con una prosa escuálida (empeorada en este caso por una paupérrima traducción), presenta un pseudocyberpunk que se queda en near future descafeinado.
Dos detectives privados se enfrentan a varios esclavos humanos manejados por una pérfida Inteligencia Artificial. Eso es todo, no hay más. Ni atmósfera ni ideas novedosas. Un escenario futuro mil veces visto y una trama que se aproxima al noir con la misma escasez de fuerzas con la que acomete el elemento tech. En la misma línea de insignificancia que la peor de las novelas del Budayén, la presentación de la trilogía Virex es una novelita matarratos que perdura poco tiempo en la memoria.
Los textos originales de estas reseñas fueron publicados en los números 38 y 41 de la revista Gigamesh respectivamente.
Mientras que obras señeras del cyberpunk tales como Dr. Adder, de K. W. Jeter, o la trilogía Eclipse, de John Shirley, continúan siendo unas absolutas desconocidas para el lector español, algunas editoriales insisten en importar sucedáneos del último gran subgénero de la ciencia ficción mucho menos interesantes. Es el caso de Noches de Nueva York, novela escritoa por el británico Eric Brown que, con una prosa escuálida (empeorada en este caso por una paupérrima traducción), presenta un pseudocyberpunk que se queda en near future descafeinado.
Dos detectives privados se enfrentan a varios esclavos humanos manejados por una pérfida Inteligencia Artificial. Eso es todo, no hay más. Ni atmósfera ni ideas novedosas. Un escenario futuro mil veces visto y una trama que se aproxima al noir con la misma escasez de fuerzas con la que acomete el elemento tech. En la misma línea de insignificancia que la peor de las novelas del Budayén, la presentación de la trilogía Virex es una novelita matarratos que perdura poco tiempo en la memoria.
Los textos originales de estas reseñas fueron publicados en los números 38 y 41 de la revista Gigamesh respectivamente.
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